Francisco López Cano. >Paco el de David
   

Como cambia la vida.

Año 1984.

Yo no me meto con nadie.
Tan solo quiero explicar
algo de lo que me acuerdo
de nuestra localidad.

Pues ha cambiado la vida
no nos podemos quejar.
Antes se pasaba hambre,
hoy todos van a estudiar.

Cuando una mujer criaba,
sin harina lacteada,
criaba con pura leche
salida de sus entrañas.

La que ahora tiene un hijo,
no sabemos que le pasa,
ninguna le da su leche:
toda es de la farmacia.

Nos criamos con bolsones
por todo llenos de trapos.
Hoy los crían con faldones
y los meten en un saco.

Cuando se era mayorcito,
el que podía, les daba
un trozo de pan y pringue
¡y hay que ver qué buena estaba!

Pero ahora, hoy en día,
¡no cambia la cosa nada!
los hartan de petisuis,
de foigrás y mermelada.

Muchos, esto no lo quieren
y se ponen tan llorones
que tienen que ir las madres
a traerles unos danones.

De que se van al colegio
todas las santas mañanas,
se van inflados de leche
que toda es de pura vaca.

Antes se iban a la escuela
y eran mucho mas sencillos:
almorzaban bien temprano
gazpachos con pimenticos.

Todas la comidas de antes
eran sanas y más puras,
se pasaban los inviernos
con gachas y "atascaburras".

Antes, los que eran vecinos
tenían su reunión
asaban unas patatas
y empinaban el porrón.

Con aquel vino de alborga
que hacía su fermentación,
cuando quiera que bebieran
tenía gusto y sabor.

Al que se echaba unos tragos
se le subía a la cabeza
porque era un caldo puro
del que había echado la cepa.

Lo que he escrito en estas letras
es todo pura verdad.
En otra ocasión que escriba
diré muchas cosas mas.

Este trabajo fue publicado el año 1984 con el título RECUERDOS DE UN PENSIONISTA,
en el periódico Stizerola, número 5.
Su autor: Francisco López Cano (1913-1991)
   
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